Bollos de cardamomo y canela

Últimamente lo único que sale del horno de casa es pan, pan y más pan. Desde hace varios meses nos hemos acostumbrado a preparar nuestro propio pan y estamos encantados no sólo porque está buenísimo (y así sabemos lo que comemos), sino porque queda un aroma en casa… ¿Será por eso por lo que últimamente estamos tan caseros? 😛 Ah, y para los que dicen que el pan engorda, os aseguramos que no hemos cogido ni un gramo extra. El pan es salud (el buen pan, claro, no esas pseudo-cosas-que-llaman-pan-y-no-lo-son).

Bueno, el caso es que con tanto pan, hace tiempo que no hacemos nada dulce y nuestros amigos más golosos (y arriesgados catadores de nuestras creaciones) se están empezando a mosquear un poco. La receta de hoy es para ellos, para los golosos y también para no golosos, como servidora, ya que podéis echarle azúcar a vuestro gusto. 😉 Se trata de una receta sueca, bollos de cardamomo, que hemos sacado del libro Pan Casero. El cardamomo es una especia que siempre tenemos en casa porque preparamos curry casi todas las semanas, pero nunca la habíamos utilizado en un postre. La sorpresa ha sido mayúscula, menudo sabor más especial. Es un sabor muy perfumado, nada empalagoso, que combina estupendamente tanto con dulce como con salado. La receta del libro no lleva canela, pero nosotros preferimos añadírsela para darle un toque más familiar al relleno. Era la primera vez que preparábamos unos bollos de este tipo y quedaron estupendos, así que animaos a hacerlos si queréis darle un toque diferente a vuestras meriendas o desayunos. ¡Arriba las especias!

Bollos de cardamomo y canela

Instrucciones

1. Calentar la leche y derretir la margarina en ella. Añadir la levadura y disolver.
2. Echar dos tercios de la harina en un bol grande, agregar la mezcla anterior (leche+margarina+levadura) y remover con una cuchara de madera hasta que sea más o menos homogéneo.
3. Abrir las semillas de cardamomo, extraer las semillas pequeñas del interior y machacarlas en un mortero (o molerlas en un molinillo). Añadir a la masa el cardamomo molido, el azúcar, la sal y el resto de la harina. Mezclar bien.
4. Pasar la masa a una mesa de trabajo y amasar hasta que esté lisa y brillante. Tiene que pegarse ligeramente a las manos al sacarla del bol, pero tras 10 minutos de amasado la textura debe ser sedosa.
5. Dejar fermentar la masa durante 1 hora.
6. Estirar con el rodillo sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada. Hacer un cuadrado de unos 40 x 40 cm y de un grosor de unos 3 mm.
7. Preparar el relleno mezclando la margarina, el azúcar y la canela. Untar la pasta resultante sobre el cuadrado de masa. Doblar la masa en tres, como un tríptico. Dejar que repose 10 minutos.
8. Cortar la masa por el lado más estrecho en tiras de 1 cm de ancho. Saldrán unas 12 tiras más o menos. Si queréis bollos más grandes, habréis de cortar las tiras más anchas.
9. Retorcer cada tira sobre sí misma y luego enrollarlas en espiral, como si fuera una caracola.
10. Dejar que fermenten 50-60 minutos. Precalentar el horno a 200 º C.
11. Colocar los bollos sobre una bandeja de horno (sobre papel especial, para que no se manche la bandeja). Pintar cada bollo con huevo batido y espolvorear con las almendras.
12. Hornear a 200 º C hasta que estén doradas (unos 5-7 minutos).