Ah, qué bien sienta no tener que madrugar un viernes. Eso de levantarse sin prisa, desayunar con parsimonia, leer las noticias con calma… si a ello le sumamos el sonido de la lluvia – está lloviendo a cántaros en Madrid- se convierte en una pequeña y necesaria dosis de felicidad otoñal. Los tonos grises del día…
